14/06/22

Los comercios emblemáticos, valores en extinción

A raíz de la pandemia el sector comercial ha tenido que hacer frente a infinidad de retos para poder mantener su actividad y no tener que bajar las persianas. Para muchos comercios el principal ‘quiz’ fue la digitalización mientras que para otros lo fue la reformulación de servicios/productos o el ajuste de personal para reducción de la producción. Si bien todas les tiendas tuvieron que reinventarse forzosamente y encontrar un plan viable alternativo, es importante poner el foco en la situación del comercio de proximidad y, todavía más en concreto, en la de los establecimientos catalogados como ‘emblemáticos’.

Soluciones excepcionales para situaciones inéditas
Las tiendas de barrio (mercerías, hornos, lampisterías, víveres, bodegas, papelerías, etc.) tuvieron que hacer frente al pago de la renta de su alquiler sin facturar nada, o casi nada, para la prohibición legal de abrir en caso de ser ‘no esenciales’ durante 2 meses. Los efectos de las medidas restrictivas del confinamiento se prolongaron igualmente con las fases del desconfinamiento, también bastante limitadoras. “La pandemia marcó un antes y un después en el sector de los locales comerciales y a pesar de los grandes obstáculos también dieron lugar al impulso de reinvenciones, a la superación de obstáculos de viabilidad e incluso a la creación de nuevos servicios y productos”, comenta Ana Fuertes, directora del Departamento de Locales Comerciales de FORCADELL.

Para paliar sus efectos adversos, la administración catalana aprobó el Decreto Ley 34/2020, de 20 de octubre, de medidas urgentes de apoyo a la actividad económica desarrollada en locales de negocio arrendados  que posibilitaba la renegociación con la propiedad de las condiciones del alquiler hasta una reducción del 50% para el período en que el negocio no hubiese podido desarrollar su actividad comercial. Todo ello, de acuerdo con la conocida cláusula rebus sic stantibus (“estando así las circunstancias”) para que el Decreto tuviese encaje en el ordenamiento jurídico y justificar la excepcionalidad por la pandemia.

Los comercios emblemáticos, todavía más debilitadas
Si bien la situación descrita supuso una sacudida transversal para el sector, hay que destacar el caso de los comercios emblemáticos, centenarios en su mayoría. En Barcelona, ya desde el 2020 en plena pandemia, se ha constatado como muchos de estos establecimientos se han visto obligados a cerrar por un aumento exponencial de la renta. La finalización de un contrato de renta antigua, la actualización de la cuota para la propiedad y no conseguir establecer un acuerdo de renegociación dio lugar a muchos cierres como desenlace. En algunos casos, las rentas se habían duplicado, con lo cual, asumir el incremento para muchos ha sido inviable. 

A finales de 2021, tal como se extrae del informe de Mercado inmobiliario de Locales Comerciales, la fuerte demanda existente empujó las rentas en cifras pre-pandémicas en prácticamente todos los ejes comerciales. Sagrada Família y Vila de Gràcia mantenían las dos las rentas medias más elevadas de la ciudad, registrando 54 €/m²/mes y 45 €/m²/mes respectivamente a cierre del ejercicio. Las 2as líneas comerciales de Eje Clot y Sants-Les Corts, por otro lado, ofrecían las rentas medias más bajas registradas en el informe del 2S 2021, en ambos casos en los 10€/m²/mes.

Ana Fuertes, directora del Departamento de Locales Comerciales de FORCADELL, destaca que “el comercio de proximidad es un bien característico de las calles de Barcelona, que se está desdibujando por momentos. Es una lástima que haya locales vacíos que podrían estar arrendados moviendo la economía y dando vida a los barrios. En este sentido, el sector atraviesa un momento delicado que contrasta con las ganas y la voluntad latente de emprendedores y pequeños empresarios que por poco que pueden, tiran hacia adelante su proyecto subiendo persianas.”

Esta situación ha puesto encima de la mesa la necesidad de establecer una regulación específica para proteger el pequeño comercio, el de barrio y el emblemático. Establecimientos de souvenirs o de cambio de moneda ocupan actualmente locales y calles con mucha historia. Por ejemplo, en el Gòtic, en concreto en la calle Comtal, han bajado las persianas comercios emblemáticos como Arlequí Màscares, Montserratina, Can Boada, la Casa del Bacalao, la Formatgeria Simó, la charcutería Fondevila, la Óptica Sanabre o el herbolario Agricòlia. En la calle Ferran, otro de los típicos históricos, ha visto cerrar La Farmàcia de l’Estrella, del 1840. Estos son solo algunos algunos ejemplos, pero la afectación en los comercios emblemáticos se extiende a otros barrios de Barcelona como el de Sant Antoni, el Raval, la Vila de Gràcia, Sant Andreu, Poblenou o el Poblesec o la Dreta de l’Eixample. 

Una mezcla de situaciones
Otros factores como la ‘gentrificación’ también han contribuido a la presión hacia los comercios emblemáticos pues el incremento de los precios de alquiler de las viviendas, por un lado, por la elevada demanda y, por el otro, por la afluencia turística, ha transformado el clima tranquilo de barrio en calles con ocio y ruido que alteran el descanso, bienestar y convivencia de los vecinos. Si bien el consistorio está aplicando medidas tipo moratoria para poner remedio a diferentes problemáticas (terrazas, horarios comerciales, zonas verdes, patinetes y carriles bici, etc) no parecen ser suficientes.

Binomios que reclaman una regulación
El modelo comercial actual ha puesto en evidencia las afectaciones para a conservar un comercio auténtico, solvente y viable en barrios que sufren, además, la ‘gentrificación’. La problemática en sí es compleja puesto que aglutina todo un conjunto de factores que desde las asociaciones de comerciantes hace tiempo que ponen encima de la mesa para reclamar soluciones antes de que sea demasiado tarde. Nos referimos a binomios como ‘comercio tradicional vs comercio global’, ‘e-commerce vs tienda física’, ‘comercio turístico vs servicios básicos’, ‘supermercados fantasma vs supermercados tradicionales’, etc. El objetivo es salvar el comercio y recuperar el clima de bienestar y el calor tradicional característico de las calles históricas de Barcelona. A pesar de las moratorias que lleva a cabo el Ajuntament periódicamente con bisturí para tratar de ponerle remedio, parece que por ahora, no son efectivas para establecer un nuevo orden.

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